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“Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.” Números 21:4 RVR1960
El desánimo tiene que ver con ese momento cuando sentimos que nuestras fuerzas se terminan y perdemos todo el deseo de hacer las cosas que nos propusimos. Cuando una persona está desanimada es porque su fortaleza emocional, y sobre todo la espiritual, se han debilitado. Muchas personas debido al desánimo han dejado estudios, trabajo y, sobre todo, han dejado de luchar por sacar adelante a sus familias, dándose por vencidas. El cansancio, la frustración y el temor son algunos de los motivos que dan paso al desánimo, pero lo más alarmante es que una persona desanimada se va alejando de su comunión con Dios.
No te dejes atrapar por el desánimo, Dios es tu ayudador. Él te dice: “Sal de ese lugar porque todavía hay mucho que recorrer”. Si el desánimo te atrapa no es el final de tu vida, el desánimo va a pasar en la medida que te acerques al Señor Jesùs con todo tu corazón, Él siempre está listo para llevarte de la mano y transitar juntos lo que te queda por recorrer.
¡Avanza, no te detengas!
Con aprecio y amor.
Hernando y Mary Aparicio