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“Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y lo prendieron. Pero uno de los que estaban con Jesús, echando mano de su espada, hirió a un siervo del sumo sacerdote y le quitó la oreja. entonces Jesús le dijo: —Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” Mateo 26:50-53 RVR 1960
El apóstol Pedro quiso defender a su Maestro cuando lo arrestaron y echó mano a una espada. Pero frente a esa acción llena de valor, el Señor no lo alabó, ni lo reafirmó. Jesús enseñó que las crisis de la vida no siempre se manejan con la fuerza humana o nuestros propios recursos porque lejos de solucionarse, se pueden complicar. Los recursos de Dios frente a los momentos apremiantes de nuestra vida no tienen límites y van más allá de lo que nuestra mente pueda imaginar. Tengamos presente que en nuestro diario caminar es seguro que vamos a enfrentar situaciones que nos traerán dolor y sufrimiento. Jesús dijo que podía orar al padre para que enviara legiones de ángeles y lo libraría cuando estaba siendo arrestado, por eso nosotros creemos de la misma manera, que a través de nuestra oración Dios siempre estará dispuesto a ayudarnos en los momentos más difíciles que estemos atravesando. Que esta realidad traiga convicción a nuestro corazón de tal manera que podamos descansar en el Señor porque de Él viene nuestra ayuda.
Con aprecio y amor.
Hernando y Mary Aparicio